Gottfried Leibniz fue la figura científica principal de su
tiempo -el periodo conocido como el Siglo de las Luces-. Nació en la ciudad
centroeuropea de Leipzig en 1646, y murió en Hannover en 1716. Durante sus
setenta años de vida (el tipo de número exacto que se puede esperar de un
matemático), formuló los principios del cálculo infinitesimal, realizó estudios
sobre la dinámica y contribuyó con valiosas aportaciones a los campos de la
geología, teología, historia, lingüística y filosofía. Y lo más importante para
nosotros: desarrolló teorías básicas para la creación del ordenador.
Centrando su interés en las matemáticas, empezó a trabajar en
el perfeccionamiento de la máquina de sumar de Blaise Pascal, inventada en
1642. Leibniz intentó mejorarla de forma que fuera capaz de multiplicar y
dividir. Lo logró mediante un dispositivo mecánico llamado “cilindro de
Leibniz”. El mecanismo de Leibniz fue un adelanto decisivo para su tiempo.
Antes, debido a la complejidad de multiplicar con números romanos, esta
operación aritmética sólo se enseñaba en los centros de estudio de mayor
categoría. Una máquina que pudiera multiplicar mecánicamente la volvía más
accesible. Después de haber perfeccionado esta máquina, Leibniz centró sus
esfuerzos en la creación de un método que permitiera convertir el sistema
decimal en otro de base binaria.
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